Por raro que parezca así fue… Aunque tiene una explicación lógica.

Nueva Zelanda tiene un ecosistema único, pero también muy delicado. Por eso son muy prudentes con todo lo que viene de fuera. De hecho no permiten entrar nada de comida (concretamente fruta, carne, y otras delicias). Del mismo modo comprueban que todo el material de alpinismo esté debidamente limpio, ya sean tiendas de campaña o, en mi caso, unas botas de senderismo.

Fue el último trámite para poder decir oficialmente que estaba en Nueva Zelanda.